Todos los fines de semanas, incluyendo -a veces- los días viernes, me encierro en mi departamento a descansar. Duermo, leo, escribo, veo películas, bailo, canto, río a carcajadas, y por sobre todo, derramo una buena cantidad de lágrimas. Esta costumbre la adquirí hace un par de meses atrás, y me ha servido bastante para enfrentar el resto de los días de la semana.
Hace ocho meses que fui diagnosticada con diabetes tipo 1, y sólo hace un par de meses asumí lo que eso significaba. Ojalá pudiese afirmar que, por fin encontré el camino hacia la aceptación, pero no es tan simple. Muchos me dirán: pero oh, qué valiente, y otros tantos : para de alumbrarte, si no es tan terrible, hay peores cosas en el mundo, al menos estás viva. La mera verdad , mis pinches cabrones: no me interesan los comentarios halagüeños, ni la mierda cínica disfrazada de autoayuda. So, maricones sonrientes, eat your shit and fuck off. El resto que se quede, pues es a ellos - a ustedes - a quienes escribo. Para que conozcan mi vida tal cual es ahora, con sus literales alzas y bajas, y para que se conozcan ustedes mismos como gente-muy-cercana-a-una-diabética. No es una tarea fácil, y por eso es que estoy realizando esta humilde labor: porque los quiero mucho y quiero que sigan siendo parte de mi universo.
Casi siempre, el problema que genera esta condición (al igual que tantas otras) es el ensimismamiento, la introversión aguda , la sensación de patíbulo y posteriormente, la depresión. Yo, si bien tengo un temperamento melancólico y en variadas ocasiones me muestro introvertida, nunca he padecido depresión (o al menos, no me he enterado.) Lo que sí, casi toda mi vida he pensado que mis problemas, sobre todo los emocionales, no son problema del resto y me los he callado para no ser una molestia**. He guardado eso, y como soy una pequeña dulce esponjita, también he empatizado con las problemáticas del mundo y mis más cercanos, inflándome como un sopapiglobo hasta explotar. No es bueno, no es saludable, y debo detenerme. Mis problemas sí que son los problemas de quienes me aman y me ven diariamente, y más aún si tengo diabetes. Porque la diabetes no me transforma sólo a mí , si no que a toda mi familia, amigos y entorno.
Es por eso que decidí empezar este blog.
Para abrirle las puertas a quienes decidan entrar y quedarse.
Para abrirles la ventana a quienes decidieron quedarse hace tiempo, pero necesitan al igual que yo, una brisa (o un huracán, que sé yo) de aire fresco para asimilarlo todo.
Para que aprendamos juntos, porque para mí también es una dimensión hermosa y desconocida.
Es aquí donde les contaré mis aventuras y desventuras de la forma en que las he contado siempre, con ciertas reminiscencias al surrealismo, dadaísmo, realismo mágico, expresionismo alemán y el clásico aluciernogenismo que me caracteriza. Sumándole, claro está, el factor "hola, soy diabética y quiero llamar su atención."
así que... eso es to-eso es to-eso es todo amigos !
Attenti al lupo !
** Antes de que me acribillen a tomatazos, me refiero a PROBLEMAS, o conflictos, períodos de crisis que deben ser exteriorizados y compartidos por un asunto de salud espiritual y como primer paso hacia la curación. Los pseudo-problemas que postean por las redes sociales me importan un real bledo.
El compartir es lindooooo! tu me enseñaste un poco de eso! Un abrazo y besote grande! =)
ResponderEliminarQue cuatico..no se porque llegue a este blog pero creo que el universo tiene sus sistemas cuaticos para hacernos llegar a lo que necesitamos. Ultimamente y sin saber hacia donde apuntaba este blog (lo juro, te conozco pero no somos cercanas como para haberme enterado) me he sentido super rara y he pensado que quizas tenga algo parecido a la diabetes..¿Cómo te enteraste de que tenias esta enfermedad? Pucha, ya tienes una seguidora, no se como llegue aca pero estoy segura de que fue por algo. Un abrazo! Espero con ansias tus publicaciones.
ResponderEliminarLa puppe.♥
Siempre es bueno leerte. Asi conosco mejor a la nueva Lila, mas allá de lo cotidiano. Porque si bien eres muy distinta a la antigua, sigues siendo La Lila, a quirn siempre vale la pena redescubrir.
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